Resulta difícil pensar en algo más delicado y romántico que una rosa, y en algo más embriagador y dulce que su esencia. Desde tiempos milenarios ha sido utilizada con fines cosméticos y terapéuticos. Hoy os propongo elaborar nosotros mismos nuestra propia agua de rosas y nuestro aceite de rosas. Ambos pueden ser utilizados sobre la piel y también a través de la aromaterapia. En mi caso, utilizo el agua de rosas como tónico facial y para la elaboración de jabones, y el aceite de rosas lo agrego a cremas, jabones y también lo combino con otros aceites por ejemplo para realizar masajes relajantes. Es altamente recomendado para pieles sensibles y secas, para suavizar arrugas y cicatrices. El agua asimismo es muy buena para tratar infecciones oculares.
En aromaterapia es muy utilizado para aliviar el estrés, la tensión nerviosa, los problemas cardíacos y digestivos, pues tiene un alto efecto sedante y anti-depresivo.
Entre las infinitas propiedades del agua de rosas, encontramos que es antiinflamatoria y descongestionante, usada por la mañana y antes de dormir, aportará un aspecto fresco a nuestro rostro, atenuando las bolsas y ojeras. Además tiene un alto contenido en vitamina C, que sintetiza el colágeno y protege de los radicales libres que provocan envejecimiento, y vitaminas B y E, que nos ayuda a reafirmar la piel. Como hemos mencionado ya, suaviza manchas, estrías, arrugas y cicatrices, es ideal para pieles acneicas dadas sus propiedades antibacterianas y cicatrizantes. Utilizando el agua como tónico capilar, o incorporando el aceite a mascarillas, es un gran aliado contra la caída del cabello, mejorando el flujo sanguíneo y fortaleciendo los folículos pilosos. Usado en compresas sobre la frente, aliviaremos el dolor de cabeza.
Elaboración del agua de rosas:
Primero recolectaremos una buena cantidad de rosas, mínimo de 15 a 20, preferiblemente de color rojo y rosa, que suelen poseer mayor fragancia. Es mejor recolectarlas o bien a primera hora de la mañana o bien a última hora de la tarde. Si no provienen de nuestro jardín y no estamos seguros si se han utilizado pesticidas, conviene lavar los pétalos cuidadosamente. Para ello, llenamos un cuenco donde pondremos solo los pétalos buenos y frescos, los cubrimos con agua, removemos suavemente, retiramos el agua con cuidado, repetimos el proceso agregando al agua esta vez unas gotas de alcohol, retiramos nuevamente y repetimos todo el proceso una última vez sólo con agua. Retiramos con cuidado el exceso de agua, yo suelo asegurarme que los pétalos quedan bien secos alternando capas de papel absorbente y capas de pétalos y removiendo muy suavemente hasta que el papel absorbe toda el agua.
Conviene luego de este paso, utilizar directamente los pétalos, pero si por alguna razón continuaremos más tarde con la elaboración del agua, podemos guardar los pétalos en la nevera, en un recipiente hermético y alternando capas de papel absorbente entre los pétalos. Suelo conservar así varios días y los pétalos se mantienen muy frescos y la fragancia al abrir el envase es exquisita.
A continuación prepararemos los materiales necesarios para la elaboración del agua:
* una cacerola profunda que tenga una tapa abombada, no sirven las tapas planas porque la pondremos invertida y será nuestro contenedor de hielo.
* un colador o hevidor de verduras (como éste o similar)
* un recipiente de cristal
* agua destilada
* abundante hielo (conviene congelar agua en varios recipientes)
* toallas y paños de cocina
Procedimiento:
Lo más importante para aprovechar al máximo las propiedades de los pétalos de rosa será montar adecuadamente nuestra cacerola. Nos aseguraremos que la cacerola sea la adecuada, que sea lo suficientemente profunda como para que quepa el hervidor o colador y dentro de éste, el recipiente de cristal, que no necesariamente debe ser muy profundo, pero sí lo suficientemente como para que no se derrame el agua del vapor que irá cayendo al golpear contra la tapa. También es importante que el recipiente tenga una buena base y no caiga durante el proceso. Yo suelo utilizar una flanera pequeña, porque me da más seguridad que no se caerá y al ser amplia permite recoger mayor cantidad de agua de rosas. Es importante que entre el colador y la base de la cacerola queden unos centímetros de distancia, para ello podemos colocar una tapa o cualquier utensilio bien limpio entre ellos. De esta manera el agua destilada no tocará los pétalos. Una vez montado el colador, pondremos el recipiente dentro y alrededor, dentro del colador, colocaremos los pétalos de rosa. Verteremos el agua destilada, una cantidad que no sobrepase la base del colador. Y finalmente colocaremos la tapa de la cacerola de manera invertida. Si cierra herméticamente, no hace falta añadir nada más. En mi caso, la tapa no es hermética y permite el paso del vapor, por lo tanto, para evitar que se nos escape, empapo unos trapos de cocina, los escurro y coloca alrededor del borde de la cacerola y coloco la tapa, lo cual hace un efecto hermético.
Poner al fuego y una vez empieza a hervir, empezaremos a colocar hielo sobre la tapa. Por esto la hemos puesto invertida, para que el hielo no resbale y se mantenga encima de la cacerola. A medida que se transforma en líquido, lo iremos retirando con las toallas. Hay que estar pendiente, para ir colocando hielo y retirando el agua a medida que derrite.
Este proceso durará unos 10 minutos. Finalmente, retiramos del fuego sin quitar la tapa, y añadimos un poco más de hielo, y dejamos reposar hasta que la cacerola se enfría.
El líquido que se ha acumulado dentro del recipiente de cristal -en mi caso, la flanera- es el agua de rosas, o hidrolato. Lo guardaremos en un recipiente de cristal hermético, en la nevera. Este hidrolato es el que contiene los aceites esenciales de la rosa.
Además, yo suelo guardar también, en otro recipiente, el agua que queda en la base de la cacerola, que será de color rosa y también conserva algunas propiedades, aunque no como el hidrolato, pero se puede aprovechar durante un par de días.
Aquí podéis observar la diferencia entre el hidrolato de rosas (el agua de rosas resultado de la condensación) y el agua sobrante (similar a una infusión, que también se puede aprovechar):
Es un proceso muy sencillo y notaréis desde el primer día la frescura y delicia que provoca rociar el rostro con el agua de rosas.
En cuanto al oleato o aceite de rosas, su preparación es aún más sencilla, aunque es una prueba a la paciencia personal de cada uno, porque requiere de varias semanas de maceración.
Procedimiento para la elaboración de aceite de rosas:
Empezaremos esterilizando un bote con tapa hermética, para ello, llevaremos a ebullición el bote limpio y su tapa durante unos 20 minutos. Dejamos secar y procedemos a llenarlo con los pétalos limpios y bien secos. Una vez el tarro está lleno de pétalos, iremos agregando poco a poco el aceite, puede ser de oliva virgen extra, de girasol, de almendras, de germen de trigo. Yo suelo utilizar el aceite de oliva virgen extra de primera extracción en frío. También suelo agregar unas gotitas de vitamina E, que favorece la buena conservación del aceite.
Nos aseguramos que el aceite cubra completamente los pétalos y cerramos bien. Conviene mover un poco el bote para que los pétalos se impregnen en su totalidad.
A partir de aquí, hay diversas opiniones respecto a la maceración. Hay quienes aconsejan guardar los botes en un sitio oscuro, por ejemplo en un armario, y otros aseguran que es mejor que el aceite reciba luz del sol y de la luna, desde un lugar seco. En mi caso he probado las dos técnicas, pero me gusta más -si la estación lo permite- dejarlos en el balcón, en un sitio protegido del sol, pero que recibe luz y frescor.
En cuanto al tiempo de maceración, también hay opiniones diversas. He leído que se puede dejar macerar y utilizar a los 40 días, con lo cual el proceso es más rápido pero no se han liberado todas las propiedades de la rosa como en el proceso de maceración que yo suelo utilizar:
se trata de dejar macerando el aceite durante 20 días aproximadamente, luego lo filtraremos -por ejemplo con un filtro de café o una gasa esterilizada-. Esterilizamos un bote, lo rellenamos de nuevos pétalos e incorporamos el aceite anterior. Repetimos el proceso durante 20 días más, y volvemos a cambiar los pétalos manteniendo el aceite original.
Una vez cumplido este tiempo, y moviendo el bote de vez en cuando, cada dos o tres días, habremos obtenido un aceite de rosa de muy buena calidad. Para asegurarnos que mantiene todas sus propiedades, conviene guardarlo en un bote de cristal oscuro, en un sitio protegido de la luz y el calor.